El primer tiempo no fue muy atractivo pero sí hubo emociones, aunque todas en un mismo arco. De no haber sido por las oportunas intervenciones de Jerónimo Rulli, Santiago Silva o Lautaro Acosta podrían haber abierto el marcador. Sin embargo, al juego le faltó ritmo, o mejor dicho, cambio de ritmo. Se jugó siempre en la misma frecuencia, con la misma intensidad, sin explosiones ni destellos.
Maxi Núñez peleó todo lo que pudo arriba y presionó a toda la última línea de Boca sabiendo que los defensores Xeneizes están pasando por un mal momento y suelen tener atenciones con los delanteros rivales. De hecho, de esa forma llegó el primer gol, porque Zapata penetró por la derecha en el área, remató y el rebote que dio Orion lo capturó Núñez, cuyo marcador estaba un par de metros atrás cuando lo correcto era que estuviera adelante para anticipar al delanteropincharrata.
Este partido fue una clara muestra de que para ganar hay que tener más que merecimientos; puntería es una de las cosas y concentración es otra. Boca tuvo más chances que su rival pero no las aprovechó y en la primera que no defendió bien le marcaron. Estudiantes cortó una racha adversa de once partidos sin victorias y Boca igualó el peor inicio de su historia con una victoria en once fechas.
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